Sé que dije que no lo repetiría, pero desde que terminé la Hiru Haundiak, hace ya tres años, en 2021, una idea me rondaba muy a menudo.
Comenzó queriendo ser una extensión del recorrido de "la Hiru", alcanzando hasta el Beriain, pero poco a poco fui incluyendo macizos y cimas emblemáticas hasta que formé el que sería el recorrido de la autodenominada "Hamar Haundiak". El nombre, evidentemente, bebía del número de cimas emblemáticas que se ascienden al realizarlo: Gorbeia, Anboto, Udalaitz, Aketegi, Aizkorri, Aratz, Larrunarri (Txindoki), Ganbo,
Sollazbizkargaña (o Intzako Dorrea o Hirumugarrieta) y Beriain.
El itinerario recorre, los macizos de Gorbeia, Anboto, Udala, Aizkorri-Aratz, Aralar y Andía, a través de 145 km de recorrido y 8.500 m de desnivel positivo (todo según estimaciones, ¡claro está!), gran parte de las alturas de Euskal Herria, obviando, por supuesto, las elevadas cimas del Pirineo navarro.
Por un motivo u otro, a lo largo del tiempo he ido posponiendo la realización del recorrido. La logística es la primera complicación que surge para preparar semejante actividad, más aún cuando se pretende realizar en solitario: transporte, avituallamientos, asistencia, compañía y, como no, el equipamiento adecuado... Después, y además, siempre están las dudas personales con el propio estado de forma, ya que es habitual no estar nunca preparado del todo para acometer tal gesta. También hay que ir habituando al entorno para que, al soltarles los planes, no te tilden de "chalao" y llamen al manicomio....
Al final, durante el verano, fui cerrando la idea y decidí que había llegado el momento para realizar lo que sería el recorrido más largo que jamás he realizado. Preparé el recorrido pormenorizado utilizando la aplicación Suunto, la tabla de ritmos, los puntos de "vida", dónde encontraría establecimientos para poder comprar comida, puntos de agua, el transporte, la hora de salida (algo nada trivial si se quiere hacer coincidir las horas de paso con la apertura de los locales),... y otro sinfín de detalles inimaginables.
Decidí invertir la ruta y comenzar con el Beriain, para así, realizar las subidas de forma más abrupta y las bajadas más largas y mantenidas. Decidí salir a las 9 de la mañana para poder llegar con el anochecer a Etxegarate y Otzaurte, y con el amanecer a Arrasate. Me coordiné con un compañero de trabajo para que me dejara en su buzón de casa de Arrasate una bolsa con sándwiches y yo también dejé algunos a buen recaudo a mi paso en coche por Etxegarate, y, por último, mi aita se ofreció servicial a asistirme en los diferentes puntos de vida y darme algo de calor familiar y compañía ("afición mendizale y amor de padre").
Así las cosas, el 19 de octubre del 2024, salgo con el coche decidido a embarcarme en una aventura de conocido comienzo, pero incierto desarrollo y desenlace.
Para fardar, es mejor hacer un cartel elegante. |
Al final salgo sobre las 9:30 de la mañana del pueblo de Unanu, dónde dejo aparcado el coche, y asciendo por la ruta normal sin mayores complicaciones.
Ihurbain desde Unanu. |
Realizo, en la pala final, un pequeño desvío no intencionado hacia la salida del canal de Ihurbain, pero casi no pierdo tiempo y alcanzo la cima del Beriain en apenas hora y diez minutos (1h10' - 5,3 km).
Grieta de Ihurbain. |
Cima del Beriain y cara de satisfacción. |
Desciendo por el final del KV del Beriain por un sendero nada aconsejado para días con suelo húmedo y resbaladizo, ya que es muy empinado y deslizante (parece adecuado únicamente para subir). Al llegar al bosque, abandono la abrupta bajada y tomo una pista deconstruida a mano izquierda para dirigirme en paralelo a la ladera de la montaña en dirección Lakuntza, al oeste. Al pasar bajo la autovía, me veo obligado a atravesar un enorme charco y me mojo los pies hasta los tobillos, incidente éste que, como podréis comprobar, no me saldrá gratis.
Apetitoso desayuno en Lakuntza. |
En una hora alcanzo el centro del pueblo (2h10' - 14,3 km), dónde desayuno copiosamente y relleno la camelbak a tope para poder afrontar el próximo tramo hasta poder rellenar de nuevo en las faldas del Larrunarri. Bien pertrechado, salgo en dirección Norte, hacia Aralar. Asciendo por terreno desconocido, utilizando el reloj GPS y el móvil de guía, aunque a pesar de ello, me confundo un par de veces de camino hasta llegar al parking de Pagomari tras algo menos de dos horas de caminata (4h - 23,7 km).
En la pista de Pagomari. |
Prosigo por las verdes campas para cruzar de lado a lado la sierra hasta llegar, en una hora, al Intzako Dorrea, la cota más alta del macizo (5h - 28,5 km).
Campas de Aralar. |
Cima de Intzako Dorrea |
Vista a Gipuzkoa, con Donostia al fondo. |
Tras un breve descanso y un momento para admirar las impresionantes vistas guipuzcoanas, retrocedo por dónde he venido para dirigirme al Ganbo pasando por el Pardarri. El ambiente es mágico, el sol calienta por detrás de las altas nubes permitiendo una amplia visibilidad y protegiéndonos del excesivo calor abrasador del mediodía. En 45' atravieso la cima del Pardarri creyendo que es el Ganbo, y me llevo algo de desilusión, aunque la cima del Ganbo no tarda en llegar, apenas 20' más tarde (6h6' - 33,7 km).
Mirada atrás. |
Larrunarri, la siguiente cota. |
Salgo de la cima con un objetivo claro, una lejana cota puntiaguda, ubicada en el límite occidental de la sierra de Aralar. Mil veces ascendida y mencionada en cancioneros e historias populares del país, el Larrunarri es mi siguiente gran objetivo. Atravieso algunas cotas herbosas y rodeo otras tantas hasta que me encaramo a la subida final. En 40 minutos alcanzo la cima (6h48' - 37,1 km) y me sorprende ver que hay caballos que se aventuran a tanta altura. Es seguro que los pastores se las verán y desearán para bajar a los animales de vuelta a las campas.
Actualmente, se cuentan con los dedos de una mano las personas que aún quedan en los montes. El lugar se convierte en un enorme edén en las alturas, solitario, reservado únicamente a unos pocos afortunados.
Ausa Gaztelu y el resto de cimas en el horizonte. |
Sin más demora, bajo de la cumbre y paso por la fuente cercana a las bordas. Relleno la exigua camelbak y dirijo mis pasos hacia el sur, por el sendero limítrofe de la sierra, con la intención de ir perdiendo altura conforme me acerco al embalse de Lareo. Desde Lareo, tardo apenas veinte minutos en llegar al puerto de Lizarrusti (8h35’ - 47,7 km) dónde, tras un breve descanso, tomo la GR12 hacia Etxegarate.
En Lareo. |
En Lizarrusti. |
De Lizarrusti a Etxegarate, una calzada que, aunque lo pueda parecer, no es romana. |
El camino resulta en un interminable sendero en eterno sube-baja en el que me atropella la noche y, para mi desgracia, me lleno de barro. Me lleva unas largas dos horas recorrer los aproximadamente 15km que separan ambos puertos y, al llegar a Etxegarate, allí están mis sándwiches y mi aita para hacerme una buena compañía mientras lleno el buche (11h35’ - 63,3 km).
Se hace de noche en el bosque. |
La llegada a Otzaurte no es para nada dolorosa y a las 10:45 de la noche me tomo una "salda badago" en la fonda del lugar mientras mi aita se dedica a la cerveza “sin”.
En la fonda de Otzaurte. |
Abandono el lugar cambiando de forma importante el recorrido. En lugar de intentar descubrir de noche un sendero poco frecuentado por usuarios de Suunto que sube directo a la cima del Aratz, voy a dirigir mis pasos por la pista de cemento hasta San Adrián, dónde voy a desviarme en un ejercicio de ida y vuelta a la cima del Aratz. Así, en dos horas y media de constante subida alcanzo la nublada, casi escondida, cima (15h16' - 77,54 km).
San Adrián de noche. |
Cima del Aratz. |
Las vistas brillan por su ausencia y el viento sur sacude con fuerza refrescando paradójicamente la temperatura en una suerte de efecto Venturi que me va a mantener avizor mientras recorra las cimas de la sierra. Abajo, en el cercano pueblo de Araia, descansa mi aita mientras mis kintos se emborrachan y se divierten una noche más.
Vuelvo a San Adrián, relleno la camelbak y comienzo la cuesta del fraile directo al Aizkorri. Es curioso como, a pesar de haber pasado por aquí cientos de veces y el uso de tecnologías avanzadas (GPS), uno se puede seguir confundiendo de camino en lo más denso de la noche.
Ermita del Aizkorri. |
Alcanzo la ermita del Aizkorri (17h14’ - 82,29 km) dónde paro a recobrar fuerzas y prosigo, tras ollar la cima, hacia la cota más alta de la salida, el Aketegi. La niebla humedece la roca que se convierte en una peligrosa pista de patinaje sobre hielo. Progreso lento y con precaución, ya que un mal paso ahora, me puede costar caro, y arruinar ésta y futuras salidas. Me centro en atravesar la noche lo más dignamente posible, aunque dedique más tiempo, para así poder coger con ganas y fuerzas el amanecer.
Buzón del Aketegi. |
Llego al Aketegi tras casi 18 horas de caminata ininterrumpida (17h47’ - 83,56 km) y, sin poder parar, prosigo por el cordal hacia el Iraule y más allá, con la intención de bajar lo antes posible a Urbia y abandonar por el momento el mundo de las alturas. Alcanzo la fonda de Urbia (18h40’ - 86,70 km) y sigo adelante hacia Arantzazu. Lo paso de largo (19h41' - 91,72 km) y atravieso el parking para autocaravanas para proseguir por el fondo del valle en dirección a las cuevas de Arrikrutz.
Fonda de Urbia. |
Santuario de Arantzazu, enigmático con iluminación nocturna. |
Es al llegar al parking de las cuevas cuando debo detenerme por un agudo dolor en las plantas de los pies (20h38’ - 96,77 km). Me siento en el suelo, sobre los guantes y las mallas largas que no me he puesto y despliego la manta térmica dorada que siempre me acompaña - y nunca uso - en mis salidas para no perder calor corporal. El efecto de este invento es asombroso ya que en apenas 30 segundos empiezo a asfixiarme de calor dentro del pequeño invernadero improvisado. Me quito las zapatillas para valorar el estado de los pies, y lo que resulta es que las plantas están reblandecidas por la humedad y se me han formado una especie de pliegues profundos en la piel. Tengo foto pero, por no herir la sensibilidad del público, me la guardo en mi galería. Lamento no haber traído calcetines de recambio o, incluso, unas plantillas extra.... Le dedico a la parada aproximadamente una hora, en la que seco los pies, y pretendo hacer lo mismo con los calcetines y las plantillas metiéndolas dentro del invernadero. Termino de secar con algo de venda los pies, y protejo la zona más sensible con la misma. Con retales de manta térmica envuelvo los pies, ahora secos, y me calzo de nuevo los calcetines y las zapatillas para seguir; a estas alturas de la aventura no hay lugar para el arrepentimiento.
Embalse de Urkullu. |
Durante la bajada a Arrasate, visualizo la siguiente cota, el Udalaitz. |
Sin más incidentes que él ya mencionado, cruzo el puerto de Urrexola recorriendo las cientos de escaleras que han construido en el lugar y bajo al pantano de Urkullu (22h42' - 103,8 km). Lo atravieso de largo y sigo sin parar hasta Arrasate (24h - 110,7 km) dónde de nuevo rellenaré el agua y disfrutaré de los deliciosos sándwiches preparados por mi compañero de trabajo.
¡Al rico sándwich de Arrasate! |
Hablo con mi aita por teléfono, y me comenta que intentará personarse en Udala para acercarme unos calcetines secos. Así, salgo de Arrasate aún rumiando para llegar en breve a Udala (24h45' - 113,7 km) para parar aproximadamente 40 minutos. Allí, no solo me cambio los calcetines, sino que cometo el mayor error de la aventura decidiendo cambiar las zapatillas por unas secas, pero de una talla menor.
Foto al gran error, el cambio de zapatillas. |
Así, salgo hacia el Udalaitz a buen ritmo, el sol calienta la espalda y se hace agradable volver a ascender a las alturas.
Cima del Udalaitz, con el Anboto al fondo. |
Alcanzo la cima de Udalaitz, muy ventosa, en menos de una hora. No me deja disfrutar en demasía de la ascensión, y , desde arriba, apunto a mi siguiente destino, el Anboto, y desciendo intentando no perder camino hacia el collado de Besaide, dónde rellenaré de nuevo la "camel" y me encontraré con multitud de personas disfrutando de un magnífico día en la naturaleza.
Monumento de Besaide, a los montañeros desaparecidos. |
Sin más dilación, prosigo mi camino, siempre en sentido ascendente para llegar lo antes posible a las faldas del Anboto. El itinerario se me hace largo y progreso con relativa lentitud. Los pies me están dando guerra y el ver el Gorbeia tan lejos, creo que ha pegado duro en la línea de flotación. Las ideas del abandono surgen en mi cabeza y toman una entidad relevante.
A cada paso, más cerca del Anboto... |
... y más cerca... |
... hasta alcanzar la base. |
De momento prosigo mi camino dirección Anboto, descubriendo preciosas panorámicas por el camino. Cuando alcanzo el collado de Zabalaundi (28h43' - 127,2 km), viro a mano derecha y enfrento la ascensión al Anboto trazando una línea recta, directa a la cima. Según se asciende, comienzan a aparecer unas antiguas marcas rojas, desgastadas por el paso del tiempo, que pretenden indicar el camino de subida. El "camino", si es que se le puede llamar de esa manera, asciende a medio trepar por la pedregosa ladera sur del monte hasta que en apenas 45 minutos nos sitúa en la cima (29h30' - 128,4 km).
Al este, desde la cima, la cresta del Anboto. |
Buzón del Anboto. |
A lo lejos, muy a lo lejos, el Gorbea. |
Son preciosas las vistas desde esta colosal atalaya, y el día está portándose de forma espléndida. Reviso las estimaciones de los ritmos y preveo, por desgracia, no llegar al Gorbea antes del anochecer. La entreabierta ventana de esperanza que tenía para completar el recorrido acaba por cerrarse durante el descenso de la cima. Los constantes golpes de la zapatilla me están machacando los dedos y ya no puedo ni siquiera correr en liso, lo que me repercute muy negativamente en los tiempos de bajada de la cima. Decido tomar la pista que rodea el Urkiolamendi, para reducir al mínimo el desnivel negativo que tanto me cuesta gestionar, pero, como veré más adelante, el irreparable daño ya estaba hecho. Tras hora y media, alcanzo el parking del Santuario de Urkiola dónde me espera mi aita para arroparme. Tras 30 horas y 53 minutos de salida, decido retirarme del recorrido en este punto, y olvidarme del Gorbeia.
Foto atrás, al Anboto. |
Al final del recorrido |
En día y medio, he caminado a lo largo de 135 km aproximadamente enlazando 9 de las cimas más emblemáticas de las provincias de Navarra, Gipuzkoa, Álava y Bizkaia. Distancia y tiempo que me ha dado de sobra para disfrutar de tan variados entornos que podemos encontrar en nuestros alrededores, del amanecer, del anochecer, y de todas las fases que la luna y el sol completan a diario. En algunas ocasiones he tenido que concentrarme y en otras le he permitido volar a mi imaginación, viajando del hoy al mañana y al ayer en un instante, soñando con mil situaciones mientras vivía una única realidad.
Metro a metro, zancada a zancada, he logrado realizar lo que otrora fuera un proyecto o un sueño imposible envuelto en mil incógnitas. Sin embargo, por suerte o por desgracia, todo lo que algún día empieza, suele llegar a su fin, aunque en ocasiones ese fin no sea como el deseado. Si tuviera que resumir con una palabra toda la experiencia diría: suficiente.
Agradecer desde aquí a todas aquellas personas que creyeron en mí, y que me llamaron "loco" con cariño y complicidad, como signo de apoyo. También a las personas a las que quité el sueño durante la noche del 19, y es que no hay que olvidar que no estamos solos en el mundo y que, nuestras acciones, en ocasiones egoístas, pueden acabar repercutiendo en el resto. Para terminar, un abrazo desde aquí a mi aita, que se ofreció gustoso a asistirme a lo largo del fin de semana dándome siempre más de lo que le pedía en todo momento.
En fin, como colofón a esta entrada quiero poner en valor la importancia de estas aventuras “auto”, en las que uno mismo es el único responsable de su planificación, desarrollo, ejecución y desenlace, asumiendo toda la responsabilidad. Pase lo que pase, siempre representan una buena lección para experiencias futuras.
El track del recorrido planificado me lo guardo, que me llevó bastante tiempo diseñarlo y poner toda la información en él. Si alguien tiene interés, que me lo pida por comentarios o email.
Aquí, el track del recorrido realizado.
P.D.: Ahora, una semana más tarde, comienzo a recuperar los dedos de los pies, cuyas uñas quedaron destrozadas por no haber previsto un posible cambio de zapatillas en todo el recorrido y verme obligado a calzar una talla menos durante los últimos kilómetros. Parece que recupero los pies adecuadamente con curas diarias, aunque no descarto perder alguna que otra uña, que por supuesto renacerá. El tiempo lo dirá…
¡OJO! La siguiente foto puede herir sensibilidades.
Aupa, iloba!!! Txapeldun handia zara, bai medieetan, bai B-SSen ere, ta bereziki, pertsona gisa . Hori bai: datorren urtian, irabaziko dizut. Beno, egia esan, saiatuko naiz, behintzat. Zure osaba jatorrena ta antxotarra.👏👏👏💪💪💪🤗🤗🤗
ResponderEliminarJajajajajaja mila esker osaba!!! Urrengl urtean ikusi beharko da!!
ResponderEliminarReferente!!!
ResponderEliminarMila esker Guille!
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