Cuenta la leyenda popular (que me acabo de inventar), que cuándo la terrible y monstruosa ballena negra se tragara a un famoso hombrecillo de madera, del cielo cayera una maldición que la convirtiera ipso facto en piedra, formando así la montaña conocida como Midi d'Ossau. En realidad, todos los aficionados sabemos que se trata del magma fosilizado en el cono de un extinto volcán, cuya envoltura hace años que se la llevó la erosión de los elementos.
Ahora, dejando las tonterías de lado, Oscar nos ha hecho ver que, realmente, el macizo se parece a una gran ballena saliendo del mar con la boca abierta. Entonces, el corredor La Fourche, formaría parte de su garganta y estómago, de dónde, por supuesto, deberemos buscar y rescatar a Pinocho durante la ascensión. Ahora que el título cobra todo el sentido... volvamos al fin de semana:
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La Ballena desde Formigal. |
Los Pirineos no están tan blancos como cabría esperar. Los fuertes y fríos vientos del norte se dedican por activa y por pasiva a desplazar la nieve reciente a sotavento y concavidades dejando un panorama agridulce. Desolador para el esquí de travesía (al menos fuera pista) pero algo más favorable para las actividades de hielo, que, de hecho, abunda por doquier.
Así las cosas, decidimos utilizar el fin de semana para pelear algún corredor del Alto Tena.
En un principio, teníamos intención de acercarnos a la sierra de Partacua, donde, en su cara norte, abundan los corredores de diferentes dificultades.
Desde que le dimos caña hace algún tiempo se nos quedó pendiente, por ejemplo, la Gran Diagonal.
Sin embargo, su orientación norte y los vientos antes mencionados, han hecho de las suyas dejando las líneas casi secas.
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Corredor Gran Diagonal, da pena. |
Cambiamos de plan entonces para dirigir la mirada a corredores con orientación sur, en los que sí esperamos encontrar más nieve/hielo (y de paso, dicho sea, más calor).
Así, al otro lado de Portalet, en la cúspide del valle francés de Ossau, capta nuestra atención el Midi, imponente, con una bonita línea blanca que divide ambas cimas principales. Tenemos la suerte de poder consultar el estado del corredor desde las
webcam de las pistas de esquí de Panticosa.
Cogemos la autocaravana y todos los bártulos necesarios y, el viernes, recién salidos de trabajar, ponemos rumbo a los Pirineos.
Aunque planificamos el despertar a las 6 de la mañana, al final, fruto del frío y la pereza, lo hacemos a las 7. Aparcamos en el
parking Aneu y comenzamos ya con crampones. Subiendo al collado, ya vemos varias linternas, esperemos que no todas vayan al corredor.
En una hora, cruzamos el collado y vemos al completo el corredor. Cuarenta minutos más tarde, llegamos a la base del gran cono central. Las condiciones no son las mejores ya que se alterna la nieve helada con polvo y con costra, pero podría ser peor, ya que, al menos, apenas nos hundimos.
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Primeros pasos. |
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Con cara de dormidos, aunque felices. |
Track.6 horas de subida y 4 horas de bajada, en total, 10 horas de actividad.
El final del cono (otra hora más) coincide convenientemente con la bifurcación de la lengua de nieve. En esta ubicación, dejamos, en un abrigo natural rocoso a mano derecha, parte del material que no necesitaremos en nuestro camino y destino en el reino de las alturas.
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El corredor, en todo su esplendor. |
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Vistazo atrás, a mi compañero de cordada Lakun. |
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Vistazo a delante, a los otros dos integrantes: Luis y Oscar. |
A mano derecha, se puede ver el comienzo de la ruta de las 4 cimas del Midi, que ya hicimos el verano pasado.
Aquí la reseña.
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Comienzo de la ruta del verano pasado. |
Nos equipamos con los sistemas de progresión pertinentes (dos piolos, casco y arnés) y proseguimos en dirección ascendente, de momento sin encordar, hasta que llegamos al famoso resalte (30'). Entonces, nos encordamos y utilizamos para asegurar una reunión previa a mano derecha. Aunque aflora la roca, la nieve helada y el hielo son continuos, por lo que no resulta difícil superar los, aproximadamente, 10 metros que tiene. Dentro del resalte, se presentan tres dificultades puntuales dónde, las dos primeras, las más difíciles, son sencillas de asegurar con anclajes flotantes.
Desde esta segunda reunión proseguimos en ensamble, asegurando, cuando quedaban a mano, en las sucesivas reuniones que podemos ir viendo a mano derecha. Tras aproximadamente media hora de subida, alcanzamos el collado entre el Grand Pic y el Petit Midi. El sol pega con fuerza y el viento brilla por su ausencia, lo que nos permite disfrutar durante largo tiempo de una atalaya tan espectacular. Al norte, los cortados del Midi forman un espectacular mirador y, entre otras cimas, alcanzamos a ver la cúspide del Pirineo Navarro. A ambos lados, las abruptas paredes de granito de la cima principal y secundaria y, al sur, el Alto Gállego coronado por Balaitus, Infiernos, Sabocos-Tendeñera, Partacua y Escarra. Sacamos el queso y el chorizo que hemos ido curando durante la subida y nos ponemos a almorzar.
Mirando a la caída, a mano izquierda, encontramos una reunión bajo unas piedras, a unos 10 metros (a unos 15 metros hay otra dónde la cuerda roza menos con la piedra), y en ella montaremos una rápel hasta la siguiente reunión, a unos 45 metros. Aquí, montaremos otro rápel de algo más de 60 metros hasta una reunión con dos clavos y un cordino rojo, justo antes del segundo resalte, nuestra antigua R2. Desde ésta, bajaremos, pasando el resalte, a otra reunión con un rápel de unos 70m y, para finalizar, un último rápel hasta que se acaba la cuerda.
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Oscar en el primer rapel: 45m. |
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Lakun en el primer rápel. |
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Luis en el segundo rápel: 65m |
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Oscar en el tercer rápel, el del resalte: 70m |
Llevábamos dos cuerdas de 60, por lo que en dos de los rápeles debemos descender ligeramente desde el final de la cuerda hasta la siguiente reunión. Lo recomendable para este caso, habrían sido dos cuerdas dobles de 70 metros.
Aún dentro del corredor, recogemos las cuerdas y comenzamos la larga bajada de cara enfrentando la pala, hasta que la inclinación se suaviza y podemos virar para bajar mirando a la caída. A partir de aquí, deshaciendo nuestros pasos, recogeremos el material del abrigo rocoso y volveremos, pasando cerca del refugio, hasta el collado Soum de Pombie, desde dónde nos despediremos del gran coloso y pondremos rumbo definitivo al coche.
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Abrigo rocoso, pero efectivo. |
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En el collado de Soum de Pombie. |
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Atardecer en las cimas. |
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¡Hasta mañana! |
El domingo, nos dedicamos al esparcimiento realizando algo de esquí de travesía en las pistas de Formigal saliendo del parking de Sarrios; primero hacia el norte, por una pala sur, dónde el sol calentaba que daba gusto y después hacia el sur, por una pala norte hasta el mirador del telesilla de Crestas. Allí, almorzamos algo antes de bajar al coche, secar los bártulos al sol del mediodía, recoger la casa con ruedas y volver al hogar.
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Luis, subiendo sin esfuerzo. |
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Con Luis y Lakun, en la segunda ascensión del día. Al fondo, por encima de todo, el Midi. |
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Improvisada y sabrosa tabla de ibéricos sobre roca pirenaica: 25€. |
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A lo lejos, el Midi, majestuoso y omnipresente. |
P.D.: Olvidaba comentar que el mismo día que subimos al Midi, por la mañana, se descarriló un telesilla del complejo de Astún, provocando varios heridos, algunos de gravedad. Al final va a ser más seguro hacer esquí de travesía que de pista... noticia.
Ederra!! Qué buenos que sois!
ResponderEliminarMila esker!
EliminarMuy chulo. Buen explicado
ResponderEliminarMuy buen paseo
ResponderEliminarGracias a todos! Sabéis que podéis poner el nombre en el comentario, sino, no se quien sois...
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