“Siempre es un trauma deshacerse de lo viejo”

Con este verso que me viene a la mente de la canción "Un nuevo yo despierta" del rapero El Chojin, arranco hoy con una entrada algo diferente, menos física y más filosófica.

Por la mañana, me he despedido de dos compañeras muy valiosas que me han servido con orgullo y dignidad durante mis últimas aventuras. Que nadie piense mal, me refiero a las zapatillas de trail La Sportiva Akyra y las botas de monte Salewa Mountain Trainer Mid.

La verdad, estaban ambas en un estado deplorable; agujereadas, sin apenas suela y completamente deformadas. Nada bueno podían ofrecerme ya estos dos pares de calzado, salvo algún susto o, incluso, alguna situación de grave riesgo.

Las botas Salewa, desde arriba.

A pesar de la presión del entorno, no cejo en mi empeño y las sigo sacando a pasear siempre que la ocasión lo permite. Me resisto con uñas y dientes a deshacerme de estos elementos que fueron útiles y prácticos, pero cuya vida útil ha tocado a su fin. Ahora, alguien más tozudo que yo, me ha convencido para dejarlas ir.

La suela de las Salewa, consumida por el granito.

Las miro, y solo me traen buenos recuerdos:

Las Salewa y yo hemos cabalgado por multitud de aristas de los pirineos: cregüeña, llosas, coronas, salenques, tempestades, diablos, costerillou, Midi, Gourgs Blancs, Perdiguero y muchas más.

Las de trail, han recorrido cientos de kilómetros por las montañas cercanas y lejanas: hiru haundiak, talai bidea, larrunarri, circo de arantza, vuelta al aizkorri, trail Molieres y un largo etcétera.

Y es que ambas, eran asiduas compañeras en mis salidas.

¿Qué me deparará el nuevo par?

¿Tendré ocasión de usarlas?¿igual?¿hasta la extenuación?

¿Me responderán en los momentos de flaqueza?¿y en los de grandeza?

En La Sportiva, me asoma el meñique...

Admito que me siento algo estúpido proyectando sentimientos hacia el material de montaña; elementos insensibles, perecederos (cada vez más) e inertes, pero no lo puedo evitar. ¿Acaso se desvanecerán los recuerdos tan pronto cómo pierda de vista el material? Espero que no.

Lo que si es cierto, es, que al final, solo nos queda dejar la "seguridad" de unas viejas botas y enfrentarnos a la incertidumbre que nos deparan las nuevas. Ya que, de mantenerlas, llegará un momento en el que no podamos dar ni un paso más.

A este tema, Pablo Batalla Cueto, en su interesantísimo libro "La virtud en la montaña", le dedica el capítulo 8: "Desechad, desechad, malditos".

...y los resbalones, son una constante.          

Tenemos aquí también cierto símil con la vida misma, en la que, a veces, debemos dejar atrás el pasado, que nos proporciona seguridad, para afrontar el futuro, lleno de miedos e incertidumbre.

Que sigamos generando nuevos y magníficos recuerdos depende solo de nosotros ¿o no?

Para terminar, un trozo de la estrofa de la canción antes mencionada:

"El viejo yo se me quedo pequeño, crecí, lo siento
Pero ya no quepo ahí dentro
Siempre es un trauma deshacerse de lo viejo
Pero ahí lo dejo y no volveré
No hay marcha atrás en eso de cambiar e ir creciendo
El miedo al que vendrá, no va a evitar que lleguen riesgos
La vida es movimiento, o te mueves tu o te mueven ellos
Quiero pensar que puedo gestionar mis tiempos
Debo aceptar mis cambios y sacarles provecho
Debo creerme que crecer es bueno
Que lo sea o no, si soy sincero, es lo de menos
Porque no tengo elección quiera o no crezco"

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